La manera correcta de hacer Producto
Bienvenidos a viaje al Product/Market fit.
Una publicación quincenal de píldoras y reflexiones de Producto, apoyada en la experiencia, pero al calor del reto actual: acompañar a Erudit en su búsqueda del hito por excelencia de Producto.
Un pequeño encuentro de debate y de pensamiento donde poder discutir detalles de innovación, cultura, gestión de equipos, manejo de incertidumbre y técnicas de la profesión.
Ojalá que el título se quede viejo pronto.
Viaje al Product/Market fit va dirigido a equipos de Producto en primer lugar y a organizaciones que lidian con innovación digital por extensión.
Espero que nos puedas acompañar en este trayecto, que disfrutes de él y que nos dé para conversar y conocernos mejor.
Muchas gracias por estar aquí.
La manera correcta de hacer Producto
Esperar dos semanas es pedir mucho a cambio de un saludo, así que también quería dejar una breve reflexión.
Dando mis primeros pasos en el mundo de Producto siempre quise poder practicarlo “de la manera adecuada”. Sin trampa ni cartón, como todos aquellos autores, conferenciantes y articulistas que devoraba: Patton, Maurya, Torres, Gothelf, Ries, Osterwalder.
Y sin embargo nunca creía que estaba en el lugar adecuado. En agencia no valía, no puedes desarrollar una relación a largo plazo con el Producto y no te juegas tus resultados. En corporate tampoco, todo es demasiado lento, seguro y nadie va a perder su trabajo. Y ahora en startup… demasiado foco en un solo producto como para poner en práctica todas las vanguardias. El síndrome del impostor en la mochila.
La respuesta, claro está, es que todas ellas son válidas. Todas ellas son correctas.
Así que prefiero reflexionar sobre qué hay que tener en cuenta al margen de Producto en cada uno de estos escenarios:
En corporate el juego es la política. Y no en el mal sentido de la palabra. Empatizar, entender de dónde viene la gente y cuáles son sus aspiraciones. Qué quieren conseguir en su paso por la organización. Los aliados hacen fluir a Producto en ambientes donde hay que alinear y contentar a muchas voluntades. No se trata de ir dorando la píldora, no. Se trata de ser capaz de tocar en una orquesta. El barco corporate va lento y seguro y los compañeros de viaje son para todo el trayecto.
En agencia se trata de ser una referencia segura y solvente. En unos pocos casos sabrás más que el cliente y él debe poder confiar en ti. En la mayoría de los casos el cliente sabe más que tu, pero te necesita para desbloquear algún impasse político o activar algún cambio cultural. No hay que dejar que sus esfuerzos caigan en saco roto.
También mucha humildad. Aterrizas en casa ajena, con su manera establecida de hacer las cosas y de comunicarse y a ti te falta todo el contexto. Lo que a ti te parece extraño o ineficiente seguramente tenga una explicación. Hay que entender primero su situación antes de sugerir cambios.En startup hay que entender que los marcos fijos desaparecen. Tu audiencia objetivo muta cada dos semanas, tus aprendizajes van más rápidos de lo que aguanta una rígida tabla de hipótesis, para qué testear según qué cosas que puedes tirar contra producción en un par de tardes. Hasta votar con pegatinas suena burocrático cuando el equipo siente en sus huesos hacia dónde hay que tirar.
Después está el tema de construir cultura. Todas las bases que se sienten ahora, tanto las intencionadas como las que no, serán el poso de cómo la organización va a tomar decisiones y gestionar expectativas. Que las prisas no atropellen unos buenos cimientos.
¿Cómo ves estos escenarios? ¿Te casan? ¿Cuáles han sido tus experiencias?
Nos vemos en dos semanas.